Estados Unidos.- Ni tiburones, ni ballenas, ni veleros desnortados. Lo que se encontraron los guardacostas de EEUU que el sábado 26 de agosto navegaban a bordo del buque Valiant a unos 110 kilómetros al este de Tybee Island, en Georgia, fue una estampa digna de las grandes crónicas de exploración del siglo XIX o, mejor, de las páginas más locas de Julio Verne: ni más ni menos que un hombre surcando el Atlántico dentro de una gigantesca rueda de hámster, una embarcación casera con la que —les explicaría más tarde— pretendía «correr» hasta llegar a Londres.
La de Reza Baluchi es una de esas historias que hacen buena esa manida frase de que «la realidad supera a la ficción». Y a lo grande además. Poco ha trascendido del intrépido navegante que la Guardia Costera estadounidense interceptó a finales de agosto a más de 100 kilómetros de Tybee Island, en la costa atlántica, más allá de que ronda los 40 o 50 años y que nació en Irán y recibió asilo en EEUU.
Lo que sí sabemos es que no es la primera vez que la Guardia Costera le sale al paso mientras intenta emprender uno de sus alocados viajes oceánicos. Y que a lo largo de los últimos años se ha lanzado a otras aventuras igual de sorprendentes.
En 2014 y 2016 habría intentado cubrir los 1.600 km de navegación que separan Boca Ratón, en Florida, de las Bermudas a bordo de un barco casero similar y en 2021 dejó atónitos a los bañistas que lo vieron salir por la escotilla superior de su rueda de hámster gigante tras haber recorrido 40 km de su ruta entre Florida y Nueva York. La oficina del sheriff compartía poco después sus imágenes.
Una larga carrera acuática por el Atlántico
Con su nueva gesta pretendía sin embargo ir más allá y atravesar ni más ni menos que el Atlántico para «correr» desde la costa sureste de Estados Unidos hasta Londres, una extensísima travesía de alrededor de 7.000 km que pretendía cubrir con su peculiar invento: una enorme rueda de hámster llamada hidropod.
Aunque la idea suena descabellada, Baluchi se habría encargado de asegurarse al menos algunos recursos valiosos en su peculiar barco. Al menos en 2021 —precisa The New York Times— lo había equipado con teléfono satelital, panel solar, trajes de neopreno, sistema de filtración y una provisión de granola y fideos ramen.
Por más que hubiera preparado su hidropod o decidido que estuviera el propio Baluchi a «correr» rumbo Reino Unido, cuando las autoridades inspeccionaron su barco llegaron a la conclusión de que la travesía que se planteaba hacer resultaba «manifiestamente insegura», por lo que un grupo de guardias costeros decidieron subirse a un pequeño bote y acercarse a la rueda flotante para pedir al peculiar aventurero que abandonara su viaje. No tuvieron demasiado éxito.
Baluchi se negó en redondo. Y no solo eso. Aseguró a la Guardia Costera que tenía un cuchillo de 30,5 centímetros con el que no dudaría en suicidarse.
A los agentes no les quedó más remedio que desistir, volver a su barco y seguir negociando con Baluchi durante los días siguientes con un resultado similar. El peculiar aventurero llegó a mostrar dos cuchillos, insistir en que se quitaría la vida y asegurar incluso que llevaba a bordo una bomba que haría estallar, algo que, como comprobaron más tarde las autoridades, había resultado un farol.